Es horroroso crecer en el momento en que ese crecimiento desemboca en un blanqueamiento del pelo, en la vergüenza del deseo (sea cual sea), en apurarse por llegar a tiempo al trabajo.
Por desgracia el personaje del poema que crece para mal es un servidor. Pero por suerte ese día, aunque fuera únicamente un sólo día, decidí desencontrarme conmigo mismo, no acudir al trabajo y mirar a la muchacha rubia que desde hace varios meses se monta en el mismo autobus que yo. Pero esta vez sin ninguna vergüenza.
se monta en el autobús
camino del trabajo
y dentro
rostros disonantes
viejas con el carro
sabe que le esperan
ya no es el de antes
tiene reunión
y el pelo cada vez
más cano
en la parada del instituto
no sube la muchacha
de dieciséis y uniforme
a la que mira asustado
desde que hace dos meses
su pelo rubio
le hizo sentir hombre
alguien pica en su parada
en el trabajo le siguen
esperando
pero no
estaba fino
y decidió
no esperarse
ni a si mismo