nunca me besó
argentina
alguna
nunca sentí
el ligero amargor
del mate
en el cielo de
la boca
ni me susurraron
mi gallego
tras una noche
de perversión
y ternura
sin embargo
a la mañana
al prender el ordenador
surgió en la pantalla
las fotografías
de josefina
argentina y mujer viva
de raza
tendida sobre una camilla
de hospital
y en su regazo
la flor de la vida
con los ojos del mundo
entrecortados
mirando
el perfume
del sol
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